BOLETÍN
DE PRENSA DGAM/CCS/209/13
29 de
octubre del 2013
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Con
motivo de Día de Muertos, la Delegación realizará este miércoles una procesión
guiada al histórico Camposanto.
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En
éste reposan los restos de Santa Ana, Filomeno Mata, José María Velasco y
Xavier Villaurrutia, entre otros.
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Los
cubren Mausoleos, tumbas y lápidas que datan desde la época virreinal las
diferentes corrientes artísticas.
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Durante
el evento con luz y sonido, habrá narrativas de mitos y leyendas y un monólogo
de “La Llorona”.
Como parte de las
festividades de Día de Muertos, en la Delegación Gustavo A. Madero tendrá lugar
este miércoles una procesión de la explanada delegacional al histórico Panteón
del Tepeyac, donde muerte, historia, arte y arquitectura se funden desde hace
más de tres siglos, cinco lustros y tres años, entre mausoleos, lapidas y
sepulcros.
A partir de las 18
horas, la administración encabezada por Nora Arias Contreras, iniciará una ceremonia de iniciación en la víspera
de los difuntos y una noche de leyenda, en la que se narrarán mitos, y se
montará un espectáculo de danza y música.
En punto de las 20 horas, la celebración se
extenderá al Panteón del Tepeyac, con el monólogo de “La Llorona” en el
que habrá música, cuentos, poesía y leyendas en zancos, a cargo de la compañía
“La Zancuda, anecdotario”.
Como todos los años, este recorrido partirá
de la explanada delegacional con destino al cementerio, ahí las puertas se
abrirán a los visitantes, quienes en una visita guiada conocerán la historia,
los nombres y las obras arquitectónicas que encierra el Panteón del Tepeyac.
En esta ocasión la entrada al público será libre
para conmemorar la tradición del Día de Muertos. En otras fechas se llevan a
cabo visitas guiadas, cuya autorización debe solicitarse por escrito en la
Delegación Gustavo A. Madero.
Las autoridades de la Delegación Gustavo A.
Madero participan como garante del Panteón del Tepeyac, que es un cementerio
que data de la época virreinal y destaca por la riqueza artística y testimonial
de su considerable cúmulo de monumentos funerarios, representativos de varios
estilos y corrientes estéticas del pasado como el romanticismo, el neogótico,
el art nouveau y art decò.
La historia y documentos oficiales señalan
que el Panteón del Tepeyac fue fundado en 1660 por el canónigo doctor Juan
María Quintana, caballero de la orden de Guadalupe, quien años más tarde sería
inhumado ahí.
Fue elegido por las
familias devotas de la Virgen de Guadalupe para enterrar a sus deudos. En 1859
quedó bajo la administración del ayuntamiento capitalino. Doce años después,
cuando los cementerios ubicados dentro de los límites urbanos fueron clausurados,
se determinó que el de la Villa Guadalupe lo sustituyera.
Este lugar alcanzó su
esplendor hacia finales del siglo XIX, gracias a obras de artistas europeos
como el escultor Adolfo Ponzanelli y Enrique Alciati, el primero realizó las
estatuas monumentales de la fachada del Palacio de Bellas Artes.
Trabajó en las
revestimientos del monumento a Álvaro Obregón, el de la Revolución y de los
Niños Héroes. Junto con Alciati, fueron
contratados para el diseño y la construcción de la Columna de la Independencia.
Entre los monumentos
funerarios más cautivadores y con más de un siglo de antigüedad, está la
escultura conocida como “El Ángel del Silencio”, creada en 1896 por el artista
Giulio Monteverdi. Cuenta la leyenda que al golpear cualquiera de sus alas, la
pieza emite un prolongado y cautivante sonido musical.
En este camposanto se
encuentran enterrados personajes como el controvertido general Antonio López de
Santa Anna, presidente de México en 1833, 1839, 1841 y 1844, anunciando ya el
estilo totalitario, que distinguiría su último período.
Algunos de los más
destacados artistas mexicanos, como el paisajista José María Velasco, el
compositor Ernesto Elorduy y el poeta Xavier Villaurrutia, el torero Ponciano
Días; Filomeno Mata, opositor de la dictadura porfirista y director del Diario
del Hogar; Rafael Lucio, médico del presidente Juárez y director del primer
hospital de leprosos.
Y el arquitecto
español Lorenzo de la Hidalga, constructor del Teatro Nacional y a quien se le
debe el nombre de Zócalo para el primer cuadro de la Ciudad de México.
Estas acciones implementadas por la
demarcación, son parte de los compromisos
por contribuir a la cultura y mantener viva una celebración mexicana,
que honra a los difuntos el 1 y 2 de noviembre.
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