BOLETÍN
DE PRENSA DGAM/CCS/033/12
2 de noviembre
de 2012
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En el camposanto reposan los restos de políticos, ex
presidentes, pintores, músicos y poetas.
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Alberga además la escultura de “El Ángel del
Silencio”, “embodegada” en uno de sus mausoleos.
En el marco
de las festividades del Día de Muertos y como parte del fomento a la cultura y
el rescate de nuestras tradiciones, el Gobierno Delegacional en Gustavo A,
Madero, encabezado por Nora Arias Contreras, realizó una visita guiada nocturna
al Panteón del Tepeyac, único camposanto construido en la época Virreinal.
Veinticuatro
horas antes del festejo a los santos difuntos y en punto de las 19 horas, las
puertas del cementerio se abrieron para que las familias maderenses pudieran
participar de un performance, un
recorrido dramatizado, escuchar textos del poeta Xavier Villaurrutia, y
disfrutar de hermosas interpretaciones de la orquesta de cámara 315.
El punto de
partida fue el Bautisterio de la Basílica de Guadalupe, donde una larga fila de
asistentes, quienes con absoluto respeto e interés, atendieron las
explicaciones del guía sobre la importancia de los personajes ahí sepultados y
el vasto arte funerario que corona en su mayoría a los sepulcros.
Héroes y
villanos; liberales y conservadores; pensadores y artífices del porfiriato;
pintores, músicos y poetas románticos e idealistas yacen en el histórico
Panteón del Tepeyac, junto a familias acomodadas de una sociedad que se debatía
por otorgar al joven país un rostro de modernidad.
La rica y compleja historia de México durante
el siglo XIX y principios del XX se hace presente en el Cementerio del Tepeyac,
que también resguarda el conjunto de monumentos artísticos funerarios y que son
una muestra indiscutible del sentir de la época y conservan su contenido
antropológico y su vigencia artística hasta el día de hoy.
En un
ambiente solemne, los especialistas detallaron a la concurrencia que el Panteón
del Tepeyac es el único camposanto de la Ciudad de México construido en la
época virreinal que aún se mantiene abierto, cumpliendo las funciones para las
que fue creado.
Su historia
–explicaron- inicia en los primero años del Siglo XVIII, estrechamente
vinculada a la Capilla del Cerrito y a la casa de ejercicios espirituales
anexa.
Era
costumbre de la época que las naves y los atrios de las iglesias se utilizaran
para dar sepultura a los fieles, pues se pensaba que de esta manera quedaban
protegidos por la santidad del lugar hasta que sonaran las trompetas del
juicio final.
Por
tratarse de un templo edificado sobre la ladera de un cerro, las primeras
tumbas se dispusieron de forma lateral a éste, debido a que el espacio frontal
resultaba muy reducido para acoger a los numerosos grupos de peregrinos que lo
visitaban. Fue elegido por las familias devotas de la Virgen de Guadalupe para
enterrar a sus deudos.
En 1859
quedó bajo la administración del ayuntamiento capitalino. Doce años después,
cuando los cementerios ubicados dentro de los límites urbanos fueron
clausurados, se determinó que el de la Villa de Guadalupe los sustituyera.
Esto podría
explicar la presencia de reconocidos miembros del partido liberal en sus
patios.
Durante el
Gobierno de Porfirio Díaz se les hicieron importantes ampliaciones, tal vez
porque aquí yacen los restos de Delfina Ortega, su sobrina y primera esposa.
En el
panteón del Tepeyac también reposan los
restos del ex presidente, Antonio López de Santa Anna; del poeta Xavier
Villaurrutia; del historiador Manuel Orozco y Berra, del doctor Rafael Lucio, y
del coronel Miguel López, sólo por citar algunas personalidades.
Entre los
monumentos funerarios más cautivadores y con más de un siglo de antigüedad, la
escultura conocida como “El Ángel del Silencio”, creada en 1896 por el artista
italiano Giulio Monteverdi, se encuentra “embodegada” en el mausoleo de los
descendientes del marqués Miguel de Berrio y Saldívar.
Cuenta la
leyenda que al golpear cualquiera de sus alas, la pieza emite un prolongado y cautivante
sonido musical. Esta escultura realizada en un solo bloque de mármol de Carrara
no está considerada entre las piezas que pueden admirarse como parte de los
recorridos guiados en el museo de sitio de dicho cementerio.
Este sitio alcanzó su mayor esplendor
hacia finales del siglo XIX, gracias a las obras de artistas europeos como
Adolfo Pozanelli, E. Panini, Enrique Alciati, Cesare Volpi, E. Pellini Milano y
U. Luisa, quienes utilizaron los mejores mármoles y trajeron esculturas de
distintos lugares de Europa.
El Panteón
del Tepeyac es un
cementerio que destaca por la riqueza artística y testimonial de su
considerable cúmulo de monumentos funerarios, representativos de varios estilos
y corrientes estéticas del pasado, como el romanticismo, el neogótico, el art nouveau y el art decó.
En esta ocasión la entrada al público fue
posible de manera especial para conmemorar la tradición de Día de Muertos. En otras fechas sólo se llevan a cabo visitas
guiadas, cuya autorización debe solicitarse en la Jefatura de Panteones de la delegación
Gustavo A. Madero.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste sitio al ser un lugar histórico de tal magnitud, debería estar abierto al publico, obras escultóricas y arquitectónicas de tal belleza merecen ser conocidas por los Mexicanos, tal como lo hacen en el panteón San Fernando, AUNQUE COBREN CUOTA¡ pero ya dejen conocerlo¡¡¡¡
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